Avanzar en el tiempo a enero 2015.
En el año 2000 ó 2001, al comenzar la oficina de Ximian en la Colonia Condesa de la Ciudad de México, se compraron varios escritorios iguales para todos los que trabajábamos ahí. No me acuerdo de dónde salieron, aunque seguramente eran del Office Depot.
A medida que el número de personas en la oficina se fue reduciendo, cada quién de las restantes pudo hacerse de dos escritorios para ponerlos en forma de L. Así es como he trabajado desde entonces, y es como he aprendido a odiar este par de escritorios. Al ponerlos en forma de L, una de las patas queda justo en el vértice interior de la L, donde más estorba para sentarse. Además, los escritorios tienen patas y armazón de ángulo metálico, con una superficie de aglomerado y formica — materiales nada amigables al tacto.
Hace unos días cambié la configuración de los escritorios dentro de mi oficina. La L estaba con un lado pegado a una pared y el otro lado en medio de la oficina, lo cual me quitaba espacio. Entonces giré todo para que la L estuviera en una esquina de la oficina, con cada lado pegado a una pared. Esto deja espacio libre en medio de la oficina.
Sin embargo, hay tres computadoras en esos escritorios y la logística del cableado suele ser un desastre. Entonces empecé a hacer algunos cambios para probar ideas. Al final de cuentas espero construirme un escritorio de madera, justo como me sea más cómodo. Pero por ahora, hay que modificar estos viejos escritorios baratos y usarlos como prototipo incómodo pero funcional.
Paso 1: Serruchar una esquina, la que va en la L que forman los dos escritorios, para que quepan los cables entre el escritorio y la pared.
Paso 2: Asegurar una de las chanclas de corriente a una de las patas del escritorio, usando un torniquete de alambre. Veamos si se pueden eliminar los cables en el piso.
Paso 3: El escritorio piensa que se va a interponer en mi camino.
Paso 4: El escritorio olvida que no tengo nada de amor para el aglomerado con formica.
Paso 5: Mostrarle al escritorio quién es el jefe aquí.
Paso 6: Llega una pequeña ayudante para aspirar.
Paso 7: Achaflanar las esquinas con un formón; si no, quedan demasiado filosas.
Paso 8: Una solución elegante y de alta calidad para que quepan los enchufes.
Paso 9: Decidir que el torniquete de alambre es algo precario, y descubrir que las chanclas de corriente tienen agujeros para montarlas con tornillos.
Paso 10: Marcar agujeros piloto con un punzón.
Paso 11: Taladrar.
Paso 12: Atornillar (y volver a taladrar y atornillar después de equivocarse...)
Paso 13: Y por fin tenemos contacto.
Paso 14: Armella para sostener el cable ethernet en su lugar.
Paso 15: La segunda chancla asegurada al otro escritorio.
Paso 16: Armellas en lugares estratégicos para evitar que los cables caigan al suelo.
Paso 17: Averiguar cuál cable se aflojó dentro del servidor de RAID, pues ya no enciende. De eso no hay foto.
Paso 18: Esas tablas largas de caoba se convertirán en dos escritorios dentro de unos meses: uno para mi hija y uno para mí. Por ahora, las tablas están aclimatándose en el taller.
Retroceder en el tiempo a septiembre 2013.
Federico Mena-Quintero <federico@gnome.org> jue 2013/oct/10 14:53:06 CDT